Solo,
me lleno de
tus ojos que me arrastran al confín de tus caderas,
me diluyo
con el mundo en esta ironía de lo efímero,
haciendo
entre mis manos tu cuerpo
para ver
solo en mis profundos sueños
aquello que
lleva un nombre sin tiempo.
Me consumo desde
siempre en ese espejismo sumergido de tu boca
y abrazo
con mis fuerzas
aquella voluntad
de transgredir aquel orden que
invoca la razón.
Oh Dios …
, deseo no terminar este deseo incontenible,
este querer transformarnos
Vuelo libre
a esta muerte transitoria,
a ese
respirar entrecortado por el deseo indeclinable ,
anhelando en
ti
hacer de la
vida una eternidad.
(Escribí este texto envuelto en los intensos latidos y el pensamiento de Georges Bataille )