Viene a mi memoria aquel relato que hace Saint
Exupéry de cuando tuvo que aterrizar forzosamente en el
desierto, y él y su mecánico quedaron por tres días sin agua
para beber. Hasta el rocío sobre el fuselaje del avión lamían
al amanecer. Cuando el delirio ya había comenzado a
poseerlos, un beduino sobre un camello, desde una duna
lejana, fijó su mirada sobre ellos. El nómada avanzó sobre
la arena, nos dice, como un dios sobre el mar.
El árabe nos ha mirado, simplemente. Nos ha empujado
con las manos en nuestros hombros, y hemos obedecido.
Nos hemos tendido. No hay aquí ni razas, ni lenguas, ni
divisiones. Hay ese nómada pobre que ha posado sobre
nuestros hombros manos de arcángel.
Pablo:
ResponderEliminarEncantada de conocerte. He leído tu blog y me ha parecido muy interesantes tus temas. Claro que puedes subir mi dirección, por mí encantada. Me daría gusto también ponerte entre mis favoritos, porque la calidad de tu blog es muy buena.
Espero sigamos frecuentándonos.
Shanty