Camina a paso lento por la ciudad, los vehículos de
transporte público parecen una columna de hormigas resignadas a esperar el débil
palpitar citadino que siempre dejan esa estela negra de veneno carbónico en las
paredes, transformándolas en una inerte pantalla gris, ese caminar despreocupado
permite que su mirada se fije únicamente en el destello de aquellas luces de neón
que casi obnubilan sus pensamientos.
Chaqueta de cuero, jeans, un par de cigarros, y los tenis
gastados por el continuo vagabundear por la ciudad, bastan para transitar sin
rumbo por la gran metrópoli, había terminado sus estudios de bachillerato
hace ya tres años, como la mayoría de los jóvenes de su generación, no podía determinar con claridad
qué camino seguir, su fracaso en la Facultad de Filosofía era solo un vago
recuerdo de unos meses en los que las muñecas nocturnas fueron su razón de ser ,aquellas callejuelas lúgubres expiraban
humeantes los deseos, los mismos que naufragaban en
sus ansias por liberarse de sí mismo, era un jueves por la noche ...
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