Jamás te besé a la fuerza (tu sí),
era como profanar un templo,
sin embargo siempre me senté junto a
ti con la devoción del que espera un milagro.
Yo…,
acariciando siempre tus ideas
incendiarias,
dejando que llenes mi memoria de sirenas encantadas,
claveles ilusos de inconstancia que corrían al
misterio,
busco en ti lo de ayer ,
la indiscutible posibilidad de caminar
bajo el abrigo de tus besos,
hoy me falta el ayer…
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