viernes, 5 de septiembre de 2008

A MI SOLEDAD


A MI SOLEDAD

Hola amiga mía, mi esperanza se abraza a tus brazos de niña.
Contigo camino por los desiertos eternos de la ausencia.
Allí me complazco en el silencio, allí encuentro la paz.

Dulce armonía del atardecer inhabitado, del viento que corre,
palabras infinitas, cual granos de arena , construyen este paisaje vacío y anhelante .

De secretos tesoros, cubiertos de miel, días blancos
de soledad sin fin, donde el corazón se alimenta de intelecto.

Donde la vida se mira al espejo y se pregunta ¿Qué quieres de mí?
¿Hacia donde deseas navegar?

Esa mascara que se coloca la gente, detrás de ella vive el temor, la vergüenza, o a veces la ignorancia, por ello salimos a prisa del tumulto, del gentío cruel, nos vamos a la sombra fresca, donde solo somos uno y su interior sereno.


No existen los dedos acusatorios, yo soy mi propio juez, mi corazón canta mi propia indulgencia, de mi se llena la soledad amiga, la soledad necesaria, la soledad momentánea, reconfortante, que me refresca, que me sostiene.

A veces voy por ese camino polvoriento de la soledad dejando mis huellas, a nadie miro en el horizonte, solo con mis dudas, con mis pesares, solo con mi corazón dolido por esas caídas provocadas, hijas del egoísmo humano, por esos desaciertos que callo.

1 comentario:

  1. Simplemente me dejastes asombrada,muy bello lo escrito,como no confundirme ante tu palabras.
    Saludos

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